Antes
de acostarme tengo la necesidad de trotar con avidez sobre el avanzado y
escaso diccionario que poseo y contar con sus letras los vientos
lejanos del Ritmo que ya se fueron. Simplificar mis ganas de contar
sobre aquel escenario con fauces, aquel
agitador de calambres, el amante perfecto que me hizo sonreír, sacar mis
sudores, descalabrar estos huesos, lo que significo para mí sus noches.
Fui rasgado por Júpiter y sus colores. Las Sibilas poseídas
profetizaron la venida y la noche levantó su manto con los relojes
parados y tropecé a sus pies. Ahí están el tic tac lento de aquellos
veranos sin parangón. Sus luces de sexos ardientes solo para la soledad
del que narra. Desmonté mis huesos al placer de las pistas
todopoderosas. Bailando poseído. Arrancado a cuajo de mi realidad gris.
Transportado a la necesidad de volar como Ícaro. Sin tropezar con el sol
que me hubiese visto caer. Los sacerdotes de la noche, renegados,
murmuraban. Las brujas traidoras repartían, muy a su pesar, los
cristales incandescentes, los colores borrachos, sobre mi piel de
alabastro. Morena mis alas, moreno mi sudor, se acercaron al Ritmo, esa
forma de vida necesaria y vital, esa otra galaxia salvaje, incomparable,
única, feroz, tan rápida que ni siquiera un Somorrostro que vio parir a
la gran Carmen, hubiese llevado el compás, mi compás. Frenéticos ritmos
tan cargados de sinceridad, de sexualidad que ni un Premio Nobel darían
a estas letras, hambrientas de todo para consolar el paso del tiempo
todopoderoso. Extendidas las alas sobre las decrecientes horas del día,
subí sobre las sombras al mercado del Antro. Negocié mi último trato:
Poder bailar incansable en sus vísperas con mi cuerpo de ébano. Bañar en
sudor los senos de la música loca. Abrazar sus cuerpos de misterio.
Revolcarme poseído por todas sus fronteras. Reflejos! Reflejos! Y más
reflejos. Ardientes amantes sobre mi paraíso de carne. Carillones
posados en los aposentos de la noche se lamentaban porque no salía,
porque permanecía cautivo, el antro me tragaba una y mil veces sin ganas
de salir de el. Los ángeles susurraban mi extravío. El sol rompe sus
cadenas. La madrugada de va como Celestina traidora. El antro echa sus
cerrojos de oro. Mis zapatos lustrados dejan el Edén que pisé. Ahí están
todopoderosas las bolas de cristal. Ellas me han despertado esta noche.
Sus reflejos ardientes homenajeo a placer. Sobre mis comisuras corren
los recuerdos. El abracadabra rompe el hechizo deseado, contar. Mi
avidez disminuye, los gritos de antaño, sus canciones todopoderosas, los
ritmos agitados y rápidos, me abrazan y reconfortan, ya puedo ir
tranquilo al camastro actual. Sin ser fui. Sin amar me amaron. En el
Edén quedó lo que fui, pólvora y sobre sus resquebrajos cansinos y
agotados, sobre sus techos y paredes aquella hermosa esencia de los 70 y
80 años que nos narró, en forma de músicas, el pasar de un tiempo:
Truhán, agitador, amante, amigo, sudoroso, perfumado, maldito,
encantador, ángel y demonio, trasnochador. Su sexo agitó mi galaxia de
ébano y esta vida fue amortizada solo por el hecho de que fuimos amantes
y amigos. Gracias Don Disco. Te quise ayer y hoy, mañana y siempre.
GRACIAS.
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sábado, 28 de enero de 2012
Viaje
Asciendo solemne a mi Batel y su laberinto de vaivenes. Será un viaje
lento. Definitivo. Singular. Con vistas diáfanas y lejanas. Esas brisas
erguidas y limpias rozan mi tez orgullosa y aún con vida. Buscaré sobre
las nubes del mar esos palacios de alabastro con dédalos que sugieren
perderse en el andén propicio del ayer. Del Hoy mismo. Y cuando embarque
y finalice mi trayecto, del mañana. Inhalo el
amor en mis recuerdos. Buscaré un antídoto en la ciudad de los ángeles y
sus famosos baños de sueños. Se ha arriado las velas. Ya me muevo. No
se me olvide bajar al corredor y rascar de algún modo formal, estos
soliloquios que me han precipitado al viaje en busca del acta que dicte
quién soy. Alguien, que también viaja, me ha ofrecido un trago de vino. -
¡Nicolás! Ha pronunciado con una acertada sonrisa. Acepto. Y recuerdo
al santo y a un abuelo que solía ofrecerme jícaras de chocolate negro,
allá por los tiempos dónde las escamas de mi piel, rejuvenecían y
crecían, a cada paso del tiempo joven. Mi propio cuerpo e ilusiones,
hacían montoncitos escurridizos en los registros necesarios de la
Nostalgia y sus gruesos portones. El buen hotel de los soñadores. He ahí
mi destino. Una madre que aun perdura joven en mí se atusa el atuendo
de la dignidad. Estamos en alta mar y un ligero viento nos ha
desmoronado todo. Incluso mi recuerdo en ella. Me creo en la necesidad
de parar a contemplar algo que sé, inciertamente, que está por estas
alturas de mi viaje. Lo perdido. El calor me hace divagar. Un sopor
extraño cierra mis ojos viejos. La mamá ha desaparecido. No la veo entre
los viajeros. Siempre está confundido uno. Nunca sé a ciencia cierta si
me quieren y porqué. Un susurro estelar y materno ha hecho virar el
barco hacía el sur definitivo. Se diluyen las respuestas que pedía en la
noche. Ahora comienza mi aventura. Los arpegios truenan delicados como
las cosas de esos Ángeles. Ya he divisado el andén oportuno y su
corredor. Bajo lleno de dudas y fragilidad. Seguro. Contento y
esperanzado. Las respuestas me esperan. Me gusta el descapotable que
traen. A fin de cuentas soy el penúltimo viajero a quién se hará feliz y
libre. No en vano ha sufrido las impertinencias de los envidiosos. El
aire de la bahía me tonifica. Aquellos arpegios antiguos han vuelto. El
encuentro se aproxima. La felicidad se arregla elegante para salir a mi
encuentro. La noche alumbra los penúltimos sueños de sus seres, para
esparcirlos libres y oscuros como su firmamento fiel. Por fin sonrío
libre y en mi estado natural, feliz.
Vuélve vencedor
El sonido del Alma incita a
doblegarme. A rendirme. Ante los suspiros de esta noche de calor. Los
conciertos nuevos, de la nueva tranquilidad que me invade, hacen
encender un apreciado cigarrillo. Sus formas grises y coquetas lo
contemplan todo. Van y vienen y me
envuelven. Una meditación soberana y prudente me sirve la comida. De
postre el paso de este Tiempo y su completa orquestación. Miro tras la
ventana de limpios cristales. Acaricio su frío cuerpo y vuelvo a
encender un consuelo. Una tragedia o esperanza. El vuelco definitivo de
mi rumbo por estos charcos que me gusta pisar. El suelo ha llamado a una
ceniza. Despiste mío. La recojo con su historia ya muerta. En un campo
de amapolas la he depositado. Amapolas rojas y vigilantes. Está cerquita
su tumba de mis caminos. Oigo, mientras le doy mis condolencias
sinceras, pues me acompaño en breve trayecto, que algo extraño se ha
movido en su tumba. Es el cigarro, que consumido, la sostuvo y llora
desconsolado y desgastado, la juventud que fueron en mis labios. Los
dejo. Sin ansias de otro. No deseo que sufran mi pertinaz avaricia por
contar con ellos como esclavos. Contemplo mis libros. Me subo las gafas.
Oigo el jaleo que me trae el silencio. El paso de los coches por la
vereda de la primavera. Cierro los ojos y Celibidache me guiña un ojo.
Seguidamente me presenta a Schecherazade. Estoy en un gran Teatro
emocionado y digno contemplando, escuchando, con el alma en hito, toda
la belleza que me es posible. Siempre me recuerdo en esas películas que
tanto me gustan. De bailarines prodigios que al final lo consiguen. Y
lloramos a mares y la vemos cientos de veces esperanzados de que nos
traguen las pantallas y nos saquen de esta realidad barata. Como aquella
protagonista de La Rosa Púrpura de el Cairo. Creo que debo cerrar más
tiempo los ojos, quizás lo consiga mañana. Miro la taza de té consumido y
su esquelética bolsa. El lapicero de colores, casi vacío, porque sus
lápices han ido a parar al estuche de un Ángel llamado Fátima. Los
consume con rapidez. Y yo los tenía nuevos. Sonrío porque se fue feliz.
Deseo otro locuaz cigarro. Quiero contemplar su cuerpo y desnudarlo poco
a poco. Amarlo sin prisas. ¡Es tan bello!. Un momento que me
llama...Camino de la habitación, este nuevo amante, me esperaba. La vela
me ha soltado ¡Ten cuidado! Envidiosa, le he contestado. Sigue
alumbrando los rincones de la casa y haciendo sus cosas. Para eso la he
contratado. Chester, mi segundo nuevo amante, me ha besado con
parsimonia. Me ha enseñado su esbelta piel de alabastro. Todos son
sensibles. Quebradizos. Apasionados. Sufridores. Y al final desembocan
en las historias que me hacen feliz y más pobre.¡ El Lago de los Cisnes!
Esa tragedia hermosa y desnuda. Apasionante y soberana. Danzo entre mis
suspiros y sus reinos. Variando los paisajes y sus pasajes. Vuelo
envuelto en soledad, siempre, pero vuelo. La taquilla está a reventar.
Los bellos de punta. Bailando el extravío, como profesionales que son.
Se adormecen las horas en ese reloj de pared. Mañana todo olerá a sexo
de esta noche. Sus dos historias con mi boca quedarán en estos aposentos
de arriendo. Inseguras, Indecisas. Queriendo partir sin rumbos
definidos. De momento estarán aquí custodiadas por mis legiones
musicales y fieles. Con besos y caricias. Recojo la taza y su poso.
Cierro la ventana de la noche y sus cristales limpios. Ordeno, sin
ganas, que me lleven a casa. Salgo de mi Teatro orquestal y entierro las
lágrimas en lo infinito. Me paso los dedos por los labios besados y
contemplo el Amor que fui y quienes me amaron esta noche. La cabalgata
se rinde ante sus extenuantes sabanas. He vuelto solo a pellizcarme. A
mirar el suelo que me sostiene. Para ver mí peso en piel, reflejado en
nada o en todo. Volveré a dormir a ver si mañana voy al mercado a
comprar nuevos amantes ó a morir definitivamente solo, pero con Alma.
Estoy aquí. ¡Vuelve vencedor!
Fronteras
A pesar de las tenues luces de la vida...
de la soledad y sus necesidades...
A pesar del desorden y el desamor...
del tirón de las luchas continuas
y sus débiles recompensas
en la piel de mis días...
Del transcurso de estos y sus quejas...
A pesar del paso lento
sobre la casa de almanaques
donde habitan...
Soy feliz, generoso, atrevido,
incomparable y más viejo...
En los viajes que hice visitando
quebradizos castillos que mejoré
con las recompensas generosas
del paso de los sueños,
me enriquecí con personas hermosas
como vosotros
que reían constantemente,
a pesar de los pesares
reían y amanecíamos mejores...
Siéndo polvo, respiro aún
sobre los quebradizos pétalos del mundo...
Sobre los pechos de mis amantes lejanos,
sobre sus frentes dormidas mis besos...
Sobre las calumnias mi olvido repleto de lástimas...
Sobre este año que nos deja mis gracias,
antiguas y generosas...
A vosotros, ángeles de carne
gracias.
A vuestras formas recitativas
y emocionantes seguid derrumbando
fronteras sobre las carnes de los sexos...
Fronteras sobre las corrientes
y los corrientes que desmejoran las luces
y sus sueños...
Fronteras sobre lo que nos ata....
de la soledad y sus necesidades...
A pesar del desorden y el desamor...
del tirón de las luchas continuas
y sus débiles recompensas
en la piel de mis días...
Del transcurso de estos y sus quejas...
A pesar del paso lento
sobre la casa de almanaques
donde habitan...
Soy feliz, generoso, atrevido,
incomparable y más viejo...
En los viajes que hice visitando
quebradizos castillos que mejoré
con las recompensas generosas
del paso de los sueños,
me enriquecí con personas hermosas
como vosotros
que reían constantemente,
a pesar de los pesares
reían y amanecíamos mejores...
Siéndo polvo, respiro aún
sobre los quebradizos pétalos del mundo...
Sobre los pechos de mis amantes lejanos,
sobre sus frentes dormidas mis besos...
Sobre las calumnias mi olvido repleto de lástimas...
Sobre este año que nos deja mis gracias,
antiguas y generosas...
A vosotros, ángeles de carne
gracias.
A vuestras formas recitativas
y emocionantes seguid derrumbando
fronteras sobre las carnes de los sexos...
Fronteras sobre las corrientes
y los corrientes que desmejoran las luces
y sus sueños...
Fronteras sobre lo que nos ata....
Jóvenes
Somos jóvenes aún...
en la vejez de la tierra...
de los sueños y deseos.
Aún perdura en el trasluz
de lo inmenso...
una pequeña llama,
invisible acaso...
que nos hace feroces
dictando desde nuestra piel
los colores que nos hacen,
guían, alumbran...
nos emocionan...
Aún sin ser...somos...
Quebradizos en los reinos de su paso...
Ese Tiempo...Aquella Nostalgia...
Algún beso recordado...
Somos jóvenes aún,
en la vejez de nuestros...
afanes y esperanzas.
en la vejez de la tierra...
de los sueños y deseos.
Aún perdura en el trasluz
de lo inmenso...
una pequeña llama,
invisible acaso...
que nos hace feroces
dictando desde nuestra piel
los colores que nos hacen,
guían, alumbran...
nos emocionan...
Aún sin ser...somos...
Quebradizos en los reinos de su paso...
Ese Tiempo...Aquella Nostalgia...
Algún beso recordado...
Somos jóvenes aún,
en la vejez de nuestros...
afanes y esperanzas.
Poema Precipitado
Se abren las calidas arenas de lo antiguo…
Sus serpenteantes dunas anaranjadas
atrapaban milenios todopodesosos
para convertirlos en suspiros que desean,
ser aires nuevos que soplen
que destruyan,
que roben…
las tristezas de todo y,
las feas costumbres de quitar lo ajeno.
Estas cenizas de velas desgastadas,
sus ceras amansadas, adiestradas,
han llamado, llaman y lo haran...
a sus ejercitos diurnos.
Ponen pruebas, vigilan los pasos
y temen ser descubiertos.
La enfermedad es hospitalizada,
la droga ajusticiada,
el robo asesinado en una calleja mugrienta,
la mala educación perseguida
por esas leyes milenarias...
Que voy a contar que ya no sepamos.
Nos hemos convertido en paciencia engañada,
en vigilia de fondo y con premio.
Ibis renace de esas dunas...
Yo me compongo con lo que puedo.
Revolotean las almas, los recuerdos,
aquellas estancias
dónde fuímos infantes afortunados,
revolotean sin cesar,
sobre los pensamientos que fluyen
mientras los aires renovados de mi desierto
destilan el afrodisíaco afán de seguir...
de ser suspiro, vela quemada
cenizas que resurgen de esas dunas,
de ese lamento blanco...
Escucho como vienen hermosos,
cansados y victoriosos
los canticos sobre la noche de primera,
sobre los besos que dan mis flores,
sobre cuerpos que me gustaron:
mi bien.
Sus serpenteantes dunas anaranjadas
atrapaban milenios todopodesosos
para convertirlos en suspiros que desean,
ser aires nuevos que soplen
que destruyan,
que roben…
las tristezas de todo y,
las feas costumbres de quitar lo ajeno.
Estas cenizas de velas desgastadas,
sus ceras amansadas, adiestradas,
han llamado, llaman y lo haran...
a sus ejercitos diurnos.
Ponen pruebas, vigilan los pasos
y temen ser descubiertos.
La enfermedad es hospitalizada,
la droga ajusticiada,
el robo asesinado en una calleja mugrienta,
la mala educación perseguida
por esas leyes milenarias...
Que voy a contar que ya no sepamos.
Nos hemos convertido en paciencia engañada,
en vigilia de fondo y con premio.
Ibis renace de esas dunas...
Yo me compongo con lo que puedo.
Revolotean las almas, los recuerdos,
aquellas estancias
dónde fuímos infantes afortunados,
revolotean sin cesar,
sobre los pensamientos que fluyen
mientras los aires renovados de mi desierto
destilan el afrodisíaco afán de seguir...
de ser suspiro, vela quemada
cenizas que resurgen de esas dunas,
de ese lamento blanco...
Escucho como vienen hermosos,
cansados y victoriosos
los canticos sobre la noche de primera,
sobre los besos que dan mis flores,
sobre cuerpos que me gustaron:
mi bien.
BESOS
Me gustan los labios de dios invierno. Labios rojos que pronuncian y
calman arroyos secos de esperanzas sin sitios. Me gustan con su aire
interior, suave y húmedo cuando dan y pronuncian Beso. No se que pensar.
Ya no siento. Me parece un palpitar extraño. Un Bajo tocando sobre
vientos huracanados que no puedo oír. Los labios pronuncian... Digieren
adecuados... Traspasan su original orgia... Retuercen
incansables una bendición... Besos. Y al fin la orquesta que no estaba
marchita, alumbra, emociona, emperres de vida relumbran, se amontonan en
sensaciones únicas por ese beso desconocido. Suena la máquina y llena
de besos se cierra rica en recompensas. Escupen la envidia y la sin
razón, porque es llenado de besos. El dios invierno es encantador. Su
aura generosa reconforta al hombre harapiento de todo. Me gusta Quique y
el señor laMontagne, debes de ser extraordinario, descubridor de
emociones, pero estoy en otros escenarios subidos, ahora mismo,
reconfortado por un ángel, que no conozco y me consuela, como la fe que
tengo invisible y re confortadora que me la dan otros altares. Como Pink
Floyd, abriéndome, descalabrándome, emocionándome...quien puede ser mas
afortunado en este día de Reyes, sino yo....recompensa no buscada de
unos labios que pronuncian, Besos. Gracias Miguel. Algún día plantaré,
orgulloso, en un Jardín Eterno, lo reconfortante de tus palabras. El
desvarío de mi soledad atenuada es menor, por eso de tener un Ángel a
tus espaldas, doloridas y pesadas, que algodonan el pus con besos y con
ese estar ahí. Gracias. Llenaré kilómetros en blanco papel de besos con
sus premios correspondientes. Me iré al fin a un cristal con colores y
con mis labios fabricar un mundo de vahos empañados por mis voces y de
voces tenues que pronuncian sinuosos y lentos...gracias. Veré la
autopista blanca recorrer incansable el Universo y todo el mundo
aprendería a besar y consolar. Y me dormiría en mi cristal. Y el
conmigo. Y los dos juntos..Abrazados..Besados seríamos en el olvido, una
mota, pero diáfana y feliz. En una casa cualquiera yacerían unidos,
consolados ambos...por los me gustan los labios de dios invierno. Labios
rojos que pronuncian y calman arroyos secos de esperanzas sin sitios.
Me gustan con su aire interior, suave y húmedo cuando dan y pronuncian
Beso. No se que pensar. Ya no siento. Me parece un palpitar extraño. Un
Bajo tocando sobre vientos huracanados que no puedo oír. Los labios
pronuncian... Digieren adecuados... Traspasan su original orgia...
Retuercen incansables una bendición... Besos. Besos. Besos...Siempre
daré Besos.
Marylin
En el seno de Febrero nací...
Y cuándo ella dibujo su partida,
los 62 se convirtieron en Mito,
Mi día del Amor lo teñí de rabia carmesí
y aún en la infancia precoz...
olí su chanel y me enamoré.
Ahí Ella para mí..
Eternos y complacientes.
Aún sobrevivo...
y aunque larga la vida...
solo me queda un rato,
un pequeño sueño,
un suspiro.
Se que me espera.
Pronto parto.
Y cuándo ella dibujo su partida,
los 62 se convirtieron en Mito,
Mi día del Amor lo teñí de rabia carmesí
y aún en la infancia precoz...
olí su chanel y me enamoré.
Ahí Ella para mí..
Eternos y complacientes.
Aún sobrevivo...
y aunque larga la vida...
solo me queda un rato,
un pequeño sueño,
un suspiro.
Se que me espera.
Pronto parto.
A Maria Pando
Entre dos aguas
mis dudas de todo.
Dos Paraísos nocturnos
sobre mi piél sin tí.
De tus risas mi sustento.
Abrazamos esquinas
charlando de emociones.
Te ví llegar y partístes pronto.
Mañana mi desorden.
Mañana mis llantos
y de nuevo solo.
Los vientos agitan ese portón
misericordioso y eterno
dónde ya estas
con tus alientos perdida
entre la inmensidad.
Lamentos de invierno
sobre esta noche que me queda.
Ya no más libros de consejos.
Ya no más músicas a departir
con nuestras sílabas oceánicas
dibujando color
allá dónde hablábamos.
¿ Quién te necesita
tan pronto entre los Ángeles ?
para dejarme solo.
¿Que crisis en los cielos para llevarte?
Mañana solo tiempo perdido seré.
Océano más pobre
y misterio de sonidos
que me envuélven
porque me dices que aguante.
Te quise deberas.
mis dudas de todo.
Dos Paraísos nocturnos
sobre mi piél sin tí.
De tus risas mi sustento.
Abrazamos esquinas
charlando de emociones.
Te ví llegar y partístes pronto.
Mañana mi desorden.
Mañana mis llantos
y de nuevo solo.
Los vientos agitan ese portón
misericordioso y eterno
dónde ya estas
con tus alientos perdida
entre la inmensidad.
Lamentos de invierno
sobre esta noche que me queda.
Ya no más libros de consejos.
Ya no más músicas a departir
con nuestras sílabas oceánicas
dibujando color
allá dónde hablábamos.
¿ Quién te necesita
tan pronto entre los Ángeles ?
para dejarme solo.
¿Que crisis en los cielos para llevarte?
Mañana solo tiempo perdido seré.
Océano más pobre
y misterio de sonidos
que me envuélven
porque me dices que aguante.
Te quise deberas.
¿ Y qué de mí ?
¿ Y qué de mí ?
Sobre el corazón de las cosas…
Sobre el tiempo sereno en mis estancias…
Hado modelo arribando a los puertos distintos…
Que me hacen, que me lleban, emocionan…
Recostado en las fachadas antiguas…
Santiguándome al paso de los muertos…
Desdentada mis bocas diversas y alegres…
¿ Y qué de mí ?
La agenda escolar maldita y barata…
El cine salvador y los primeros besos…
Emergiéndo siempre de su sábana blanca…
Sigo solo hablando de tierras fértiles
demasiado empapadas, vanagloriadas
benditas y decadentes. Sembradas al fin.
Creo creer que aún amo todo eso…
¿ Y qué de mí ?
Y esos desastres pequeños y tolerables…
¡ Que de mis sueños !
De la inclemencia de los insensatos
tormentosos y desgastados, latosos…
ya a sus tempranas edades sin color,
mágia siquiera por las músicas
y sus mundos ¿ Qué de ellos ?
Me pregunto si algún día existí
sobre los bastos muros de la historia,
si sus inciensos perfumaron mi piél…
Creo que sobre las riveras lucidas
de mi superficie aún cabalgan estos sueños
que preguntan embrollados:
¿ Y qué de mí ?
Con estos ademanes de marioneta cansada,
torturada de chirumen inagotable,
¿Qué de todo?¿Y para qué?
Solo el tiempo irreligioso,
los Dioses con criterio
y la humanidad sensata…
haremos de calibre preciso
para descifrar los millones de vuelos
a miles de lunas llenas y vacias
mientras las infancias que fuímos
vociferan en las ya esquinas vacias
como fantasmas predilectos:
¿Y qué fuimos?.
Sobre el corazón de las cosas…
Sobre el tiempo sereno en mis estancias…
Hado modelo arribando a los puertos distintos…
Que me hacen, que me lleban, emocionan…
Recostado en las fachadas antiguas…
Santiguándome al paso de los muertos…
Desdentada mis bocas diversas y alegres…
¿ Y qué de mí ?
La agenda escolar maldita y barata…
El cine salvador y los primeros besos…
Emergiéndo siempre de su sábana blanca…
Sigo solo hablando de tierras fértiles
demasiado empapadas, vanagloriadas
benditas y decadentes. Sembradas al fin.
Creo creer que aún amo todo eso…
¿ Y qué de mí ?
Y esos desastres pequeños y tolerables…
¡ Que de mis sueños !
De la inclemencia de los insensatos
tormentosos y desgastados, latosos…
ya a sus tempranas edades sin color,
mágia siquiera por las músicas
y sus mundos ¿ Qué de ellos ?
Me pregunto si algún día existí
sobre los bastos muros de la historia,
si sus inciensos perfumaron mi piél…
Creo que sobre las riveras lucidas
de mi superficie aún cabalgan estos sueños
que preguntan embrollados:
¿ Y qué de mí ?
Con estos ademanes de marioneta cansada,
torturada de chirumen inagotable,
¿Qué de todo?¿Y para qué?
Solo el tiempo irreligioso,
los Dioses con criterio
y la humanidad sensata…
haremos de calibre preciso
para descifrar los millones de vuelos
a miles de lunas llenas y vacias
mientras las infancias que fuímos
vociferan en las ya esquinas vacias
como fantasmas predilectos:
¿Y qué fuimos?.
Musicas mal entendidas con grandes intrepretes
Después de escuchar lo nuevo de Paloma San Basilio (pensaba que era una broma) sí creo que el mundo acaba este año.... Dicen que su niña se ha metido a productora musical y ha debido ( En sueños) tener una revelación: Su mama que canta muy bien (Los hijos duelen mucho y hay que ayudarlos y si no lo mismo te meten un pleito por desatenderlos y a la cárcel, ¿tal y como está el asunto?) y la manada de españolitos y españolitas ( por otro lado) que campan a sus anchas por, aceras, rotondas, estepas y prados de la España Universal, cuándo no quieren estudiar ó han hecho una escusa por el cambio de escamas de ello, ha fabricado de su visión, (la de la niña), el negocio redondo. _ Mama que te pongo la mejor música y te embolsas unos doloridos euros (la crisis también los afecta y mucho, tienen diarrea continua)¡¡ y como la manada es mayoría ahora!! Esta, la Paloma , se santigua dolorosamente y pide perdón a los clásicos ( Me incluyo) y comenta para sus adentros: _ ¡Todo sea por los hijos! Bueno pues ya está la tostada hecha, ahora falta la publicidad. Que mejor que los telediarios de la madre patria para ello. Cogen imágenes de la manada en el sur, en el norte, este y oeste y por supuesto centro, que pa eso está el gran Madrí, y con la escusa de los trimestres y que han suspendido la mayoría y eso da cansancio. La manada vaso en ristre de plástico saltando ante las cámaras patrias, con su buena piva ú amigotes ó solos, solas, ¡no se cortan! ( que dentro de unos años serán carne fácil para otros políticos de la vida) y haciendo esplendidos sonidos onomatopéyicos y alardes sin igual de sus inteligencias, fruto de la “buena música” creada para la ocasión, salen al descampado con ese buen rollo y libertad, ¡que para eso la tenemos ! a contar con el pum pum del coche a toda marcha lo Way que están y que de puta madre eo eo eo, se lo están pasando, por ultimo los reporteros o reporteras de turno y en distintos grados de comentarios dicen casi en éxtasis lo que ven. De tal modo, que los que estamos en casa, con la cena atragantada, decimos _ A ese seguro le dan un premio por la información tannn privilegiada y de la forma que lo están narrando (y es cierto en el recuento del año salen premiados). Parece como si el cielo se estuviese resquebrajando y de el saliesen misterios, en fin.,,, Y como las comunicaciones van rápidas ahora, saltan las imágenes patrias al charco londinense, gracias a los tuiteres y facebucks, y los ingleses que son muy suyos y los mejores que hacen pop, no quieren dejar a la iluminada niña de la San Basilio mal parada, menos aún al todopoderoso idioma ingles, y saltan, también en éxtasis, en manadas y hartos de cervezas, al Tamesis, porque su mama a interpretado muy bien como buena William Shakespeare el peaaaaazo tema, y están tan calientes por lo etílico y musical, que el vaho masivo de sus cuerpos debe ser la niebla eterna del Londres divino. A algunos les dura el colocón tres días y se los lleva el Samur, y las noticias, que para eso están, siguen el acontecimiento cultural casi con religiosidad, varias semanas, y los santos telespectadores, cambiamos las sardinas por otro menú no vaya a ser, que con tanta información, (y de primera mano y por los mejores corresponsales nacionales é internacionales), una raspa se vaya por mal sitio y la jodamos. Entonces cambiamos, por menos peligrosidad, a ensaladas, pescados deshuesados, tes, yogures, a veces insomnio, por un majestuoso cabreo, pasando factura al clásico personaje que lo ve todo y otros que por estar informados sucumbimos también a la desesperación y la innecesaria indigestión por las feas noticias. Y como para muestra un botón, aquí les dejo el enlace para que juzguen con PROPIEDAD lo que narro. Si hay algún Moderno o Moderna entre mis amigos, que se priven de decir nada porque no me entenderán jeje. Eso sí la Libertad por bandera nada de prohibir. Pero no nos quejemos por favor de cómo nos va luego a cada cual y como va el país y sus paros. http://www.youtube.com/watch?v=YIo1Yj9o-x0 X:D amén.
Como dicen que nací
Al nacer vino la Luz a mi casa y me cogió gruñendo con la partera porque me sacó con las manos frias y a empujones de mi Castillo Encantado dicen...que le mordí una mano y cayó isofacta al suelo porque la llamé " Mala P...ta. Ya tenía maneras y formas de defenderme!!!
El 62 me ha gustado siempre más que el 69. En realidad fue una conversción interior que tube con mamá quién me trajo a estos reinos y con buen empujón por su parte. Febrero se lucía lozano y seco. Y las 12 de la mañana radiante para nacer ¡Que menos! Como no había ambulatorios se disponía de una partera particular ( la practicanta) que como narran, tenía siempre el reloj atrasado, por barato, y al parecer le entró las prisas, pensando que repicaban las doce en el campanario y ¡no! No era mi hora. Varias vecinas con rosarios en ristre empezaron la letanía, decían que algunos las tenían tan gordas que algunas madres yacían en los partos. Yo la tenía normal y muy equilibrada y el asunto de mamá bien hermoso, ¡pero no quería salir de mis reinos! Y como los niños de entonces no disponíamos de leyes que nos protegieran, mamá primero insistió por las buenas que saliéra, y le dije que nanai, por segundas me llamó mariconazo, y le advertí con mi indice que me las pagaría por maltrato psicológico a un menor y por tercero sentí un intruso que quería agarrarme mi santo cuello, fue entonces cuando decidí atacar al dragón de cinco cabezas y le mordí una de ellas, arrancando de cuajo el corazón y acto seguido salí un momento escupiéndole su organo a la cara y la llamé mala bestia, (y ahí dió su último empujón mamá) no como… ¡dicen que dije! Acto seguido cayó de bruces sobre la palangana de agua hirbiéndo metiéndo sus fauces y derrotando así su ataque y de paso las demás damas se desplomaron, rosarios en manos, al suelo también y en distintas posturas, mamá incluida. Mi Ängel de la guarda me limpió, cortó divinamente el cordón umbilical, así tengo el ónfalo que tengo, hermoso y me puso en el regazo de esta. Mi madre,. Y claro como son divinos les borró del pensamiento a las ilustres tendidas en el suelo del cuarto lo sucedido, mientras resucitaban lentamente. Solo a mí me dejo el recuerdo y acto seguido fui yo quien llamó al ángel, maricinazo, por dejarme en carne firme y no en mi castillo. Ëste con guasa me guiñó un ojo sin darse por aludido y sentenció por final: - ¡Mariconazo tú, bonito!. Y de ahí la leyenda que tengo. Y he aquí mi hermoso nacimiento. Esos *dicen* puede venir de mi ángel celestial y cotilla que lo haya contado en sus reinos ¡que como son eternos! son difíciles de digerir y se aburren, (nos pasa ahora con tele cinco en la tierra), incluidos algunos muertos que me dan el coñazo hoy en día para verificar si fue cierto y como tengo mejores cosas que hacer, no los antiendo. Tiempo al Tiempo. Ö lo mismo las ilustres damas se han enterado del chismorreo y no dan crédito a lo que sucedió y persiguen al ángel de cachondeo, por los prados primaverales del cielo en venganza celestial ¡claro! . Dónde no suele haber vilonencia de genero¿?. Terroristas de las vascongadas riéndose a mandíbula abierta por sus actos macabros. Asesinatos. Guerras. Violaciones a la carta. Jueces corruptos con justicia de marca y de paso de tómbola barata etc etc...Me supongo que por eso y no otra cosa lo llamarán PARAISO.
El 62 me ha gustado siempre más que el 69. En realidad fue una conversción interior que tube con mamá quién me trajo a estos reinos y con buen empujón por su parte. Febrero se lucía lozano y seco. Y las 12 de la mañana radiante para nacer ¡Que menos! Como no había ambulatorios se disponía de una partera particular ( la practicanta) que como narran, tenía siempre el reloj atrasado, por barato, y al parecer le entró las prisas, pensando que repicaban las doce en el campanario y ¡no! No era mi hora. Varias vecinas con rosarios en ristre empezaron la letanía, decían que algunos las tenían tan gordas que algunas madres yacían en los partos. Yo la tenía normal y muy equilibrada y el asunto de mamá bien hermoso, ¡pero no quería salir de mis reinos! Y como los niños de entonces no disponíamos de leyes que nos protegieran, mamá primero insistió por las buenas que saliéra, y le dije que nanai, por segundas me llamó mariconazo, y le advertí con mi indice que me las pagaría por maltrato psicológico a un menor y por tercero sentí un intruso que quería agarrarme mi santo cuello, fue entonces cuando decidí atacar al dragón de cinco cabezas y le mordí una de ellas, arrancando de cuajo el corazón y acto seguido salí un momento escupiéndole su organo a la cara y la llamé mala bestia, (y ahí dió su último empujón mamá) no como… ¡dicen que dije! Acto seguido cayó de bruces sobre la palangana de agua hirbiéndo metiéndo sus fauces y derrotando así su ataque y de paso las demás damas se desplomaron, rosarios en manos, al suelo también y en distintas posturas, mamá incluida. Mi Ängel de la guarda me limpió, cortó divinamente el cordón umbilical, así tengo el ónfalo que tengo, hermoso y me puso en el regazo de esta. Mi madre,. Y claro como son divinos les borró del pensamiento a las ilustres tendidas en el suelo del cuarto lo sucedido, mientras resucitaban lentamente. Solo a mí me dejo el recuerdo y acto seguido fui yo quien llamó al ángel, maricinazo, por dejarme en carne firme y no en mi castillo. Ëste con guasa me guiñó un ojo sin darse por aludido y sentenció por final: - ¡Mariconazo tú, bonito!. Y de ahí la leyenda que tengo. Y he aquí mi hermoso nacimiento. Esos *dicen* puede venir de mi ángel celestial y cotilla que lo haya contado en sus reinos ¡que como son eternos! son difíciles de digerir y se aburren, (nos pasa ahora con tele cinco en la tierra), incluidos algunos muertos que me dan el coñazo hoy en día para verificar si fue cierto y como tengo mejores cosas que hacer, no los antiendo. Tiempo al Tiempo. Ö lo mismo las ilustres damas se han enterado del chismorreo y no dan crédito a lo que sucedió y persiguen al ángel de cachondeo, por los prados primaverales del cielo en venganza celestial ¡claro! . Dónde no suele haber vilonencia de genero¿?. Terroristas de las vascongadas riéndose a mandíbula abierta por sus actos macabros. Asesinatos. Guerras. Violaciones a la carta. Jueces corruptos con justicia de marca y de paso de tómbola barata etc etc...Me supongo que por eso y no otra cosa lo llamarán PARAISO.
Poema en compañia
Sobre el llanto del sauce…la Música
Sobre esta mi cuerpo y Leonard.
El amor anuncia sobre su ventana…
amores más frescos y genuínos.
Lo compro todo por un frasco de poémas
sin caducidad, sin aplausos…
Y ese sauce que persiste y grita:
¡Amor, amor, amor!
De veras que compro
ese honor restaurado…
que en los castillos ajenos
como animal salvaje,
sin libertad preso estuvo.
Lo compro cuando todo
mejor amanezca.
En mi país todos somos libres…
En el tuyo ceniza que soportar,
el olvido de lo injusto.
Cuando todo amanece,
por supuesto espero,
como aquél niño
con carro de madera
poseido por su amor,
espero limpiar las lágrimas
de mi carro que ya no me vé.
Y para el rencor cenizas
Y para los sauces su otoño
Y para mí, Leonard.
Sobre esta mi cuerpo y Leonard.
El amor anuncia sobre su ventana…
amores más frescos y genuínos.
Lo compro todo por un frasco de poémas
sin caducidad, sin aplausos…
Y ese sauce que persiste y grita:
¡Amor, amor, amor!
De veras que compro
ese honor restaurado…
que en los castillos ajenos
como animal salvaje,
sin libertad preso estuvo.
Lo compro cuando todo
mejor amanezca.
En mi país todos somos libres…
En el tuyo ceniza que soportar,
el olvido de lo injusto.
Cuando todo amanece,
por supuesto espero,
como aquél niño
con carro de madera
poseido por su amor,
espero limpiar las lágrimas
de mi carro que ya no me vé.
Y para el rencor cenizas
Y para los sauces su otoño
Y para mí, Leonard.
RECUERDOS
Las tardes frescas de los veranos. Aquellos paseos ensimismado en uno mismo. En sus cosas, pensando, quizás, en decubrir sobre los cielos, la noches y sus alientos. Volar sin límites. Todo me atrapaba. Los días previos a las fiestas. La mecánica de aquellas psinosis que tenian por norma desequilibrarme emocionalmente. Películas de estreno. Tardes enteras pensando en ellas. Una y otra vez las lentas caminatas para leer lo releido una y tantas veces. Ese mundo peculiar que me hizo canción. Cinéfilo. Astronauta en naves de papel sin rumbos. Perdido entre las siestas. Entre los sinuosos ruidos de las medianias vecinales. Hoy quiero estar en ese cuerpo de nuevo. Parado en la calzada mientras los demás se alejaban más y más y no me echaban de menos. Escuchando absorto aquellas canciones que me regalaban las tardes y sus terrazas musicales. Desgranando los fotogramas y sus historias. Sentado en las butacas de madera viéndo caer los indios y arder las carretas de los protagonistas. A veces, muy pocas, me entraba una extraña somnolencia y quedaba frito hasta despertarme por unos abucheos, quizás a los malos, o tal vez a un beso censurado. De todo me pasó menos morirme de aburrimiento. Eso nunca. Había dónde estar. Que ver. Con quién estar y que transitos seguir en el misterio de poseer lo desconocido. La imaginación volaba. El sol, las noches, aquellas mañanas de escursiones para ir hacía lo infinito, sus olores, las luces, las paradas para contemplar, charlas animadas, soledades deseadas. La naturaleza a mis piés, sus fantasmas sonoros. Huecos de marrales que escondían nuestros cuerpos a merced del enemigo que contaba pasirmoniósamente que desapareciéramos a la de ,ya, para luego reaparecer siendo salvados. Seguía el curso de la sangre por aquellas lindes rellenas de acerones, lagartos, grillos, mariposas multicolores, pájaros, calor, gatos extraños, hombres silbando montados en sus mulas, escupiéndo, fumando, arreando y maldiciéndo los calores, desapareciéndo, al fin, por aquellos caminos de Dios, llenos de basuras, de cardos largos, animales muertos, paredes marchitas…
Y de nuevo solo ante los días, decubriéndo los cromos, sus álbumes coloristas. Los estuches acolchados y rajados, rayados hasta la saciedad con sus lápices desgastados, sacapuntas rotos, bolígrafos sin capuchones, masticados por los nervios que los veranos se tragaban a placer. Y de nuevo vuélta a la música. A escuchar en el nuevo paseo ó sentado en el umbral de la calle la radio de la casa ó la vecina ó el murmullo apabullante de la feria lejana y sus ecos mágicos. Arremolinado sobre mis rodillas. Dibujando con saliva espesa y dedo indice presto sobre el acerado: corazones, flechas, números, bañando el vecindario de hormigas y dibujando un coche para que se las llevara. Otras echándole migajas de pan con chocolate. Buscando por la habitaciones las puertas secretas de lo héroes permaneciéndo debajo de la cama horas hasta que apareciéran y decirles el último de mis planes. A veces me quedaba dormido en el fresquito del suelo. Otras aburrido por la espera me llevaba al molino que era más sabroso y misterioso. Las menos por otras calles, no me dejaban con el calor. Y las muchas contemplando las parras del corral. Indagando como buen estratega como atacar al enemigo. Las avispas. Era emocionante para mí todo aquello, toda una época, que ahora nos puede parecer mugrienta, antigua, desencajada de la modernidad, pero ¡no! Los beatles campaban por sus anchas, Tom Jones. Paloma. Julio. Era todo ilustre. Con luz. Última tecnología para un niño del siglo XX que avanzaba, despacio, pero lo hacía sin darme apenas cuénta, de que las pieles caían derrotadas a cada tres. A cada batalla. Paso. Suspiro. Sueños. Y la nostálgia construiría el dique necesario para no desbordarme y marchar con mis velas, rumbo a lo desconocido, a lo que soy a hora. Un capitán con barco propio y bodega enorme dónde almaceno las luces y las sombras de lo que fui. Un ambulante lleno de música que andó despacio por aquellos acantilados de la vida que iba conociendo con sus voces de…niño.
Y de nuevo solo ante los días, decubriéndo los cromos, sus álbumes coloristas. Los estuches acolchados y rajados, rayados hasta la saciedad con sus lápices desgastados, sacapuntas rotos, bolígrafos sin capuchones, masticados por los nervios que los veranos se tragaban a placer. Y de nuevo vuélta a la música. A escuchar en el nuevo paseo ó sentado en el umbral de la calle la radio de la casa ó la vecina ó el murmullo apabullante de la feria lejana y sus ecos mágicos. Arremolinado sobre mis rodillas. Dibujando con saliva espesa y dedo indice presto sobre el acerado: corazones, flechas, números, bañando el vecindario de hormigas y dibujando un coche para que se las llevara. Otras echándole migajas de pan con chocolate. Buscando por la habitaciones las puertas secretas de lo héroes permaneciéndo debajo de la cama horas hasta que apareciéran y decirles el último de mis planes. A veces me quedaba dormido en el fresquito del suelo. Otras aburrido por la espera me llevaba al molino que era más sabroso y misterioso. Las menos por otras calles, no me dejaban con el calor. Y las muchas contemplando las parras del corral. Indagando como buen estratega como atacar al enemigo. Las avispas. Era emocionante para mí todo aquello, toda una época, que ahora nos puede parecer mugrienta, antigua, desencajada de la modernidad, pero ¡no! Los beatles campaban por sus anchas, Tom Jones. Paloma. Julio. Era todo ilustre. Con luz. Última tecnología para un niño del siglo XX que avanzaba, despacio, pero lo hacía sin darme apenas cuénta, de que las pieles caían derrotadas a cada tres. A cada batalla. Paso. Suspiro. Sueños. Y la nostálgia construiría el dique necesario para no desbordarme y marchar con mis velas, rumbo a lo desconocido, a lo que soy a hora. Un capitán con barco propio y bodega enorme dónde almaceno las luces y las sombras de lo que fui. Un ambulante lleno de música que andó despacio por aquellos acantilados de la vida que iba conociendo con sus voces de…niño.
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